BIENVENIDOS Y BIENVENIDAS A POLÍTICAMENTE INCORRECTO

Bienvenido a un espacio de reflexiones de usar y tirar
Desde un planteamiento de izquierdas, es decir, desde la negación del conformismo, el destino y la imposibilitad de avanzar hacia un mundo mas justo, mas igualitario, pacífico y sostenible.


Da para mucho, pero tenemos el tiempo que elijamos. Gracias y te espero a un clik de distancia.


Fdo. Juan José Regatos Andrés

lunes, 1 de marzo de 2010

EL DOWNSHIFTING, MOVIMIENTO SLOW, SLOW FOOD

Hace tiempo que llevo sufriendo las consecuencias del llamado “estilo de vida moderno”, cuando empecé a trabajar hace unos 20 años me jactaba de llegar siempre a la hora, de no importarme esperar, de poder tener tiempo para cada cosa.
Pero sin darme cuenta llevo años llegando tarde a todos los sitios, queriendo abarcar o hacer múltiples cosas a diario o semanalmente, perdí la capacidad de decir no o no puedo, incluso me he sentido imprescindible en algunas ocasiones y facetas de mi actividad.
Esto se que no solo me está pasando a mí, tengo amigos y amigas con estos mismos síntomas. Unido a ello, me he ido aficionando a visitar los locales de comida rápida o basura, incluso a valorar el dinero por encima de otras pequeñas cosas como una buena charla con café y churros con unos amigos.
Pues bien, de forma fortuita leí algunos artículos sobre uno nuevos conceptos acuñados por anglosajones Movimiento o filosofía slow (lento), slow food (comida lenta) y el último que he conocido el downshifting (vivir mejor con menos o trabajar menos para vivir mas). Por su puesto no soy el único que me he fijado en estos conceptos, solo hay que ponerlos en google y saldrán miles de páginas y blogs.
Solo quiero apuntar dos dimensiones que van, en mi opinión, siempre relacionadas. Una dimensión personal e individual y otra colectiva y social. La velocidad de la vida se identifica no solo en como andamos por las grandes vías de cualquier ciudad, sino también y sobre todo en estos últimos años, en como todos los planes públicos y privados como construcción, fusiones, aperturas de negocios, duración de una producto, etc. Todo ha adquirido una velocidad de vértigo. Como ejemplo las obras de la M-30 de Madrid o la proliferación de Centros comerciales en menos de una radio de 10 km.
Esto que algunos han llamado progreso y desarrollo económico, y que en la mayoría de los casos no está basado en unas nuevas técnicas o medios tecnológicos que permiten acortar tiempos de gestión y construcción, dado que dicha velocidad se consigue con: tres turnos de trabajo, mayor nº de accidentes laborales, endeudamiento ilimitado futuro de empresas, familias y ciudades, desatención de aspectos básicos de desarrollo como la educación, al apoyo a iniciativas empresariales novedosas, salud, etc.
Por qué esa velocidad, para algo cuyos efectos, según los neo liberales, son a medio plazo, cuando el mercado decida utilizar los nuevos recursos e infraestructuras. Y digo yo, por que no correr también para convertir, una ciudad, un barrio un país, en el primero con el derecho a la vivienda garantizado, o la instalación de energía renovable en el 50% de los hogares, o en conseguir una distancia en tiempo máxima de 20 minutos al trabajo, o en conseguir en tres años que ninguna persona dependiente (mayor o discapacitadas) disfrute del recurso adecuado y elegido.
Esta locura colectiva es parte de la causa de esta última crisis afecta y mucho a la vida personal y familiar. No es posible que consumamos más y más ansiolíticos y somníferos cada año.
La incorporación de la mujer al trabajo fuera de casa, algo necesario, justo y deseable, ha sido aprovechado por el “mercado” para disminuir nuestra libertad sobre la vida que queremos llevar, siendo proporcionalmente más pobres, con más gastos y con menos tiempo.
Hay muchas causas pero una de ellas es que hemos elegido o nos han llevado a elegir entre tener más que ser, tener dos coches en vez de de tener más tiempo para recoger a tus hijos del cole, poder cenar en casa con tus amigos, dedicarle esa llamada semanal a tu madre, participar en las fiestas de tu barrio, en vez de vivir.
Quien cobra menos de 1000 € y paga 700 € de piso se acordará de mi familia como poco si le propongo reducir sus ingresos a cambio de tener más tiempo. Está claro que ellos están en el lado más perverso de esta sociedad, donde no ha salida ni para atrás ni para delante. Pero esta trampa o dumpin social no nos puede llevar a defender trabajar más y renunciar a la estabilidad y tranquilidad de conformarse con un mínimo digno de nivel de vida.
Por ello, no cesaré en el empeño, sin pausa pero sin prisa, de promocionar una vida más lenta y para cambiar nuestro objetivo en la vida, cambiando el que el mercado nos impone por el que queremos elegir libremente.