(A los compañeros y compañeras del Ayuntamiento de Alcorcón)
En la última
asamblea general de la plantilla del
ayuntamiento de Alcorcón del pasado 31 de marzo, se reprodujeron de nuevo las
discrepancias entre diferentes personas y organizaciones sindicales.
Dichas
diferencias provocaron varias cosas: dar
a entender que se trata de un problema de siglas y protagonismos de uno
sindicatos y otros, cierta agresividad inadecuada en el tono de
algunas intervenciones, entre ellas la mía, y la sensación de que ha sido una
pérdida de tiempo.
También, se difuminó la propuesta de intensas movilizaciones hasta el verano
presentada por la mayoría de sindicatos de la mesa. Todo ello contribuye al desánimo y a bajar la participación de la
gente en las asambleas y movilizaciones.
Algunos encontramos
lógicas y lícitas las discrepancias, que
se centran principalmente en el tipo de respuesta o movilización hay que
realizar e impulsar contra la gestión del Gobierno local y el Alcalde de
Alcorcón, y que dejamos olvidadas con demasiada facilidad:
- Los despidos: 107 personas despedidas en 1 año y medio, la mayoría con más de 5 años de antigüedad. Todo ello incumpliendo los acuerdos firmados por el Alcalde de Alcorcón a principios de legislatura.
- Cierre y recortes de servicios públicos como la atención a mujeres víctima de violencia de género, mantenimiento de la ciudad y los parques, atención y promoción de personas mayores, escuelas municipales, programas de prevención de las drogodependencias, etc.
- Ninguna solución para los edificios construidos y sin terminar desde hace años: Residencia para personas con discapacidad, Centro de Mayores, CREAA. Con el aumento de las pérdidas económicas para la ciudad de Alcorcón.
- La reversión de la funcionarización
Ante tal
desastre de gestión y ataque a los derechos ciudadanos y laborales, hay algunos que proponen ir a una huelga de
carácter indefinido y otros que proponemos mantener un fuerte y sostenible
ritmo de movilizaciones y de campaña contra este equipo gobierno del PP.
Porque no proponemos en estos momentos una
huelga, que estaría totalmente justificada, por varios motivos, siendo el
principal el siguiente: tras numerosas conversaciones, reuniones de afiliados/as
y de centros de trabajo, la respuesta
mayoritaria es no favorable a secundar
una huelga ahora.
Y porque la
gente no quiere hacer huelga con lo que nos están haciendo. Por un lado tenemos
la falta de solidaridad y compromiso colectivo de la plantilla, mientras un
volumen importante de personas piensa que a ellos no les va a tocar. Pero esta explicación es demasiado simple y
culpabilizadora de todos nosotros como empleados municipales.
A mi entender,
también pesa bastante la perdida de
ingenuidad que tenemos ante tantas luchas realizadas durante estos años de
crisis y anteriores. Hay una percepción
generalizada, posiblemente equivocada, de que ni aún haciendo una huelga
indefinida durante más de un mes, conseguiríamos la anulación de los 107
despidos, ante un Alcalde irresponsable y visceral.
Algunos
estamos convencidos de que hay luchas que se deben hacer por dignidad, aunque
el resultado no sea inmediato, pero de
ello debemos convencer con argumento y animar a los compañeros/as, pero no
obligarles o reprenderlos si no comparte
o votan nuestra posición.
Algunos, con nuestros
errores y equivocaciones, queremos ver
dos o tres jugadas más allá antes de mover pieza. Y las siguientes jugadas
que deducimos de nuestro Alcalde, aumentan la gravedad de la situación:
- Despidos de casi la mayoría del personal interino o temporal.
- La eliminación gradual de los servicios que no estén considerados como esenciales y propios según la nueva ley de la administración local (escuelas municipales, servicios sociales, drogodependencias, empleo, etc.).
- La presentación de despidos colectivos de personal fijo (ERE) tras la anulación de la funcionarización y la privatización de los servicios de deportes, cultura, jardines y mantenimiento entre otros, pasando empleados públicos a las empresas privadas.
Incluso pueden valorar forzar una “quiebra” del ayuntamiento con
impago de nóminas y proveedores, como ya está pasando en otros municipios, como
teoriza con fuertes argumentos y conocimiento un buen amigo mío y delegado
sindical.
Por todo ello,
la solución pasa por un cambio en el equipo de gobierno tras las elecciones,
conformado preferiblemente sin mayorías absolutas y con partidos o fuerzas
políticas de izquierdas. A los que hay que comprometer con la recuperación de
los puestos de trabajo y el mantenimiento de los servicios.
Nos gustaría no tener que esperar a las
elecciones, y que el propio PP forzara la dimisión de su Alcalde impuesto
desde fuera de Alcorcón, por la presión de las movilizaciones y su mala
gestión. Para normalizar las relaciones con la ciudadanía y mantener los servicios y el empleo mediante
acuerdos con la plantilla.
Se nos acusa,
de hacer la campaña al PSOE, tanto por parte de PP como por algunos sindicatos
con los que convocamos conjuntamente las movilizaciones. Pero nuestras movilizaciones, van contra quien
gobierna si incumple acuerdos y destruye empleo y servicios públicos, sea quien
sea, como hemos demostrado desde CCOO en épocas recientes y pasadas.
Últimas dos
reflexiones:
Las siglas y banderas
Es loable
pensar y proponer que la unidad de todos los trabajadores se represente en la
ausencia de colores o banderas, como una única causa y movimiento de
lucha. Pero no es ni real, ni desde mi
punto de vista deseable, porque la
uniformidad no creo que sea más democrática, plural y representativa.
Creo que es mucho más sano y democrático
que cada persona se organice como quiera en torno al sindicato u organización política
y social con cuyos principios y propuestas se sienta más identificada, y todos
confluyamos en lo que estamos de acuerdo con acciones conjuntas sumando fuerzas
e ideas.
Prohibir o
vetar las siglas, es negar nuestra capacidad e inteligencia de diferenciar, criticar,
matizar y elegir. Aunque a veces todos corramos el riesgo de que alguien no se
nos una a las manifestaciones por culpa
de nuestras siglas, por considerarnos incoherentes, poco combativos o
excesivamente radicales.
La huelga y sentarse a negociar:
Estoy convencido que si el Alcalde de
Alcorcón no cambia su actitud, frenando los despidos y paralizando el proceso
de desfuncionarización, y tampoco lo conseguimos con las acciones judiciales, iremos a una huelga respaldada por la
mayoría de la plantilla municipal y de los sindicatos. Y estamos trabajando para ello.
Durante o
después de la huelga, siempre se sienta uno a negociar, nos gustaría que también
antes, pero no está dispuesto el Alcalde. Algunos compañeros, igualan negociar con
venderse, pero desconocen que la huelga no es un fin si no un medio para
conseguir o evitar cosas, y estas se concretan finalmente hablando, con este
Alcalde o con el que venga.