Estamos asistiendo a un proceso
negativo de evolución de los nuevos partidos y candidaturas de unidad popular
de izquierdas o de los de abajo.
No solo en Leganemos , pero si de
forma especial en esta esperanzadora y exitosa iniciativa. Desde hace muchos años
ninguna fuerza política a la izquierda del PSOE había tenido tanto respaldo, ni
generado tanta ilusión y confianza.
No soy neutral para analizar los
pormenores de esta crisis, he tomado posición en defensa de Leganemos y he
votando en asamblea, tras mucha reflexión, duda y tristeza, SI a que informemos
al órgano competente municipal que cuatro concejales no representan ya a
Leganemos por adoptar decisiones contrarias a la coordinadora y la asamblea, que
solicitaron un local aparte al Alcalde, un cambio de portavoz sin consulta
previa y votando de forma contraria a lo decidido democráticamente. Asumiendo
el fracaso de la mediación y negociación interna, por ahora, dado que la
decisión votada mantiene la puerta al acuerdo y la reversión.
Pero sí creo poder apuntar
algunas reflexiones.
Las principales causas de este
conflicto de Leganémos con final de división y no de unidad, se derivan los siguientes factores:
-
- Diversas partes y personas vienen de posiciones personales e ideológicas firmes como las raíces de un árbol, con un tronco grande y recio, y sin ninguna capacidad para adaptarse a los vientos que acechan lo que provoca roturas en sus rama, No como un buen junco que mantiene la raíz y su posición pero se adapta a las posibilidades de cada momento.
- La inadaptación que conlleva el aterrizaje forzoso de pasar de un esquema y experiencia de la acción social y política reivindicativa, de movilizaciones y con análisis y propuestas sobre temas generales de ámbito nacional e internacional. A llegar a la institución (ayuntamiento-pleno- comisiones) y a hablar de problemas de competencia local, aunque en ellos incluimos con buen criterio el derecho a la vivienda, parte del sistema educativo y el derecho al empleo, pero también la limpieza de las calles, el ascenso del Lega y las subvenciones, las fiestas patronales, los servicios sociales, los impuestos municipales, etc.
- Gestionar el éxito electoral sin precedentes pero parcial, asumiendo las limitaciones, ante un escenario donde la negociación con otras fuerzas desde una desconfianza justificada y mantenida en el tiempo, te paraliza y te entra el miedo escénico de la corresponsabilidad y del acuerdo o el pacto en cada tema con otras fuerzas políticas contra las que nos hemos movilizado.
Y estas son, a mi modo de ver,
las diferencias políticas y de trabajo que están dividiendo a Leganemos.
También influyen la cultura y aprendizaje de muchos de nosotros en
organizaciones sociales y políticas con numerosos sucesos de rupturas y crisis
internas permanentes (vieja política), donde las dificultades de encontrar
acuerdos ante situaciones nuevas no previstas, solo tenemos las herramientas de
contar cuantos son los nuestros,
levantar los brazos de madera y mostrar lealtad al grupo y no a las ideas y al
debate libre. Y si por error de cálculo pierdo, niego la legitimidad de las
decisiones, los órganos, la asamblea o incluso de la capacidad de análisis de
mis hasta entonces compañeros y compañeras de viaje.
Pero ¿Y las personas?
Oímos muchísimas veces la
expresión “lo importante no son las personas sino el proyecto”, tanto en los
partidos, los sindicatos o los clubs de
futbol. Y utilizamos esta máxima a favor para demostrar nuestra honradez o a la
contra para criticar a la persona adversaria ex compañero y ex amiga.
Yo niego la mayor, lo importante
son las personas, hacemos política para mejorar nuestra vida, la de las personas,
mujeres, niñas, niños, hombres, ancianas.
Tenemos sobrevalorado el
sacrificio y martirizarse, quizás nos venga de la cultura religiosa no superada,
la nuestra cristiana, pero otras como la musulmana y la Judía parecen
coincidir. Donde por el proyecto o la
causa podemos destrozarnos la vida mutuamente.
En la última asamblea, para
explicar lo sucedido tres personas (nuestros dos concejales y un miembro de la
coordinadora) fueron interrumpidas por
sus propias lágrimas, que manifestaban dolor, tristeza o impotencia ante el desprecio y
difamación que están sufriendo por
continuar trabajando como poca gente hace. Los concejales que han dimitido lo han hecho
desde la imposibilidad personal de aguantar la presión amiga, el conflicto
interno y la contradicción que todo ello supone.
La Concejala, hasta esta semana
de Leganemos, y hasta hace poco Secretaria de Podemos Leganés, una activista de
la marea blanca, defensora de nuestro hospital, que hace apenas una año y medio
era percibida como enlace de consenso
entre posiciones iniciales maximalistas, y sin experiencia en partidos
políticos contaminantes. Ahora se
encuentra expedientada por su partido nuevo y moderno, criticada por sus aliados en Leganemos y sin
representar a ningún partido en el pleno. Entre otras cosas por poner en marcha
las prácticas de la vieja política, del control de la participación.
Todas estas personas, algunas
amigas y compañeras recientes o de antiguo, pero todas ellas vecinas, madres,
padres, trabajadoras, estudiantes, miembros de asociaciones, de AMPAS, de
sindicatos, etc. Y ninguna de ellas profesionales de la política, ni
enriquecidas por ella, ni con sueldos inconfesables, ni con perspectivas de
mantenerse en el sillón.
Pero todas ellas lo están viviendo
como un horror, como una penitencia cristiana, y olvidando ya el proceso tan
emocionante e ilusionante que vivimos creando Leganemos, haciendo la campaña,
siendo interventores en las mesas electorales y recibiendo los guiños de
complicidad de miles de personas que sin conocerte quería decirte que estaban
votando a Leganemos.
Por último, el desánimo y la
decepción no es una opción, ni para los que creemos en las posibilidades de la
gente, de la unidad y de la actividad sindical, social y política. Ni para los
votantes y personas cercanas a Leganemos y a Unidos Podemos., a todas estas
personas yo les diría: “Si, la hemos fastidiado, pero seguimos con ideas para
cambiar y mejorar la sociedad, con energía, con capacidad de influir en el
Ayuntamiento para mejorar la vida de la gente, seguimos siendo muchos y muchas.
Y sobre todo estamos aprendiendo, no somos profesionales de la política ni queremos serlo. Exígenos cumplir lo prometido”