El pasado año ha sido
de cambios, políticos, sindicales con congresos internos, etc. en lo particular nos hemos mudado de
vivienda. Todo este trajín me ha debido provocar varios dilemas a asuntos para
debatir.
Lo quiero hacer por
partes, por lo que he dividido en cuatro bloques de ideas, que intentaré
desarrollar de forma progresiva en diferentes entradas.
El primero. Dudas y
reflexiones como padres y madres.
El segundo. La
utilidad o no del compromiso o militancia sindical, social y política.
El tercero.Último año
de legislatura antes de la campaña, en las municipales.
El cuarto. Estilo de
vida, coherencias y contradicciones.
Ni por mi capacidad ni
por voluntad serán grandes tratados de cada tema, sino una serie de reflexiones
que compartir para, que espero nos ayuden a buscar nuevos interrogantes.
Primero. Dudas y reflexiones como padres y madres.
Por las redes nos
llegan páginas y foros de orgullo de haber ido a la EGB, haber tenido
bicicletas sin casco, haber jugado en la calle, etc. Incluso con algunos con un
aire de sorna o crítica hacia las personas que les tocó hacer la LOGSE, con su
primaria y la ESO.
Claro, echando cuentas
los que hicimos la EGB somos los que tenemos y estamos educado a esos hijos que no juegan en la calle, usan casco
para montar en bici, nunca van solos o en pandilla sino con sus padres, etc.
Que nos ha pasado, por
una lado nos vanagloriamos de esa infancia libre, atrevida, en grupos, con
riesgos y peligros. Pero por otro no dejamos a nuestros hijos hacer nada
parecido.
Nos hemos inventado
una serie de nuevos peligros y situaciones que impiden dejar que nuestros hijos
e hijas crezcan con riesgo, con miedos y
con aventuras. Que si hay muchos coches, que hay delincuencia y raptores de
personas, los pasos de peatones y los semáforos.
Si, en muchos de
nuestros barrios había descampados enormes donde no pasaban tantos coches, y no
nos enviaban mensajes de Whatsapp con noticias sin verificar de niños
desaparecidos.
Pero, en los 70 y 80,
no había calle y barrio con numerosos jóvenes afectados por la heroína, los
descampados estaban llenos de escombros, cristales y demás materiales “inocuos”
, y el autobús pasaba por la calle donde jugábamos bote botero, apartandonos a
su paso.
¿Es creíble pensar que
nuestras madres y padres antes no sufrían por nuestro bienestar?, ¿No dudaban
si debían dejarnos salir con los de la calle de al lado para tirarnos piedras?. O, quizás, simplemente asumían con voluntad que la
infancia es el difícil equilibrio entre la seguridad y el aprendizaje, entre el
control y el crecimiento, entre la responsabilidad y la autoridad.