El viernes por la noche un amigo
me preguntó mi posición sobre las olimpiadas y la candidatura de Madrid. Ambos
pensábamos que celebrar las olimpiadas no genera el beneficio económico que nos
anuncian, ahí tenemos los casos de Atenas – Grecia, las olimpiadas no han evitado la actual y larga crisis, algunos
dirán que hubiera sido peor.
Cierto es que algunos sectores
económicos y productivos se dinamizan, crean empleo coyuntural, lo que no es
desdeñable, todo a costa de una inmensa inversión pública, que para otras
necesidades (sanidad, educación, servicios sociales) no se consideran
importantes y eficiente como motor de bienestar, económico y de empleo,
fomentando el discurso de que lo privado es lo que genera empleo y riqueza. Pero
que para conseguir celebrar unas
olimpiadas, adular sin sonrojo a la familia real y sacar las banderas si se
justifica la inversión pública como motor económico primordial.
Pero por otro lado, nosotros
decíamos que si ya se han gastado tanto dinero nuestro, es posible que si nos
concedían la organización de las olimpiadas sería más beneficioso para la
ciudad y la gente, que no hacerlas.
Dejamos al margen nuestras dudas
sobre el olimpismo y el mundo del deporte, como fuente de valores positivos y
maravillosos, teniendo en cuenta entre otras cosas los métodos de entrenamiento
y selección de menores poco pedagógicos, democráticos y respetuosos, además de
lo alejado que está del deporte de base
como medio de socialización, convivencia y promoción de la salud.
Ahora ya es inútil la discusión,
al menos por el momento porque si insisten en 2024, nos llevarán ¿a dónde?, no
lo sé. Los medios de comunicación hablan de dos factores: la crisis y el
dopaje.
Yo creo que hay otro fundamental,
no hay apoyo social mayoritario y vertebrado que empuja desde abajo para que los
responsables políticos presenten la candidatura. Se ha repetido hasta la
saciedad que lo había, pero ni en esta ocasión ni en las dos anteriores existía.
Ha sido un invento de algunos medios, una promoción desde arriba y un dar por
hecho.
No ha habido iniciativas
ciudadanas por los barrios, haciendo propuestas y planteando soluciones para
organizar las olimpiadas, o miles de cartas dirigidas a la alcaldesa pidiéndole
que insista en la candidatura. Lo que si ha habido estos años, es múltiples
protestas por el abandono de las instalaciones en los barrios, el poco apoyo a
las asociaciones deportivas y escuelas de base, la privatización de los centros.
No ha habido inversión en deporte y cultura ciudadana, más allá de los que se
hizo en los años 80 y mitad de los 90. Y dejando al margen grandes
instalaciones como la caja mágica, o el palacio de los deportes, todo para ver
no para practicar. Creo que ese tercer factor, que
es político también, algo ha tenido que ver.
Por último, un cuarto factor, si
es que los dos primeros han sido relevantes, la realidad mundial, el peso socio económico
del mundo está en el pacífico (Asia – América), tiene más millones de
habitantes y una económica desatada con un potencial de mejorar social de la
población provocada por las sobras del capitalismo y el nivel de donde se viene.
Y esto no es la crisis financiera y de
empleo de los últimos seis años, esto es una tendencia que viene y durara
décadas. Y el mundo del deporte entre otros valores tiene el del dinero y el
poder, se va con el mejor postor.