La ponencia inicial de Nacho Álvarez en Espacio Público (http://www.espacio-publico.com/es-posible-salir-del-hoyo-del-paro),
plantea tres medidas o líneas de actuación que comparto, pero me gustaría
aportar algunas ideas sueltas que nos
permitieran actuaciones previas a los dos escenarios finales que describe: el
cambio radical de toda la política europea o la salida de la Unión Europea.
A pesar nos lo oculten, el
descenso del tiempo de trabajo y el aumento de la productividad es una
constante que se da desde hace más de cien años. Simplificando mucho, es debido
a dos aspectos fundamentales: uno la mejora de los métodos de organización del
trabajo y por otro lado el avance tecnológico.
Pues bien, está claro que la mejora de la productividad solo ha
repercutido en beneficio del capital, no en los de los salarios y volumen de
empleo. Es urgente adoptar medidas que limiten este desequilibrio con límites
legales que obliguen al mantenimiento o aumento del empleo y salarios en
empresas que mejoran su productividad.
Respecto a la tecnología, hemos
vivido en los últimos 20 años un retroceso importante entre la utilización de
la tecnología y la mejora real en la organización y eficiencia del trabajo. Nos
han invadido los tecnócratas en la esfera pública y privada, donde las
aplicaciones informáticas se han extendido de forma exponencial en el campo del
control de datos, yo lo llamo “alimentar a la bestia”. Gastando ingentes horas
de trabajo para registrar datos de todo el proceso productivo, cuya utilidad
queda relegada a unos supuestos controles y posteriores. Muchísimos avances se
aplican con gran eficacia y éxito, pero creo que actuamos empresarialmente como
“nuevos ricos”.
Medidas encaminadas a facilitar
la inversión en nuevas tecnologías vinculadas a la mejora de la productividad, con
dos condiciones sin destrucción de empleo ni bajada de salarios. Mejoraríamos
nuestra capacidad de estar en el mercado, sin sacrificar el empleo. Para ello
debemos legislar sobre los parámetros y precio para conceder crédito a las empresas, incluyendo la relación
mejora tecnológica y menos horas de mano de obra sin merma de empleo y salarios.
Mucha gente ya habla del
decrecimiento sostenible, yo prefiero habrar de estancamiento sostenible. El
pleno empleo no lo podemos supeditar al crecimiento económico que devora el
planeta, nuestros recursos y trunca la solidaridad intergeneracional. Por ello,
los Presupuestos Generales del Estado no deben hacerse en función del crecimiento
del PIB previsto, sino en función de los
nuevos objetivos de distribución de los
gastos y de los ingresos.
Queda el tema de la financiación,
la deuda y el déficit, para lo que la ponencia inicial ya ha contestado. Ante
la falsa idea de la fuga de capitales. Si el dinero de la City londinense o de
Wall Street invertía en la Venezuela de Chaves o en la Libia de Gadafi, porque
no van a querer seguir invirtiendo en un país moderno, con estado de derecho
consolidado, europeo y con democracia representativa formal, ah! se me
olvidaba, y con una tasa impositiva para las empresas y el capital en la cola
de la Unión Europea.