Suena un pitido en el móvil, otro
whatsapp, miro es una foto con cuatro personas, dos chicas amigas y compañeras,
otro amigo y Javier Ollero, el jefe, bueno el ex-jefe. Han quedado de nuevo en
Madrid para verse, tomar algo, charlar y contarse como van las cosas.
Ya van tres años desde que cesó,
fue director general de Cultura en el Ayuntamiento de Alcorcón, antes había sido
Concejal de Cultura en el Ayuntamiento de Getafe, de donde se marcho por
honestidad. Una persona singular, para algunos es de la casta política, lleva más
de 25 años dedicado a ello.
Consiguió hacer trabajar más que
nunca a nuestro equipo, con horarios imposibles y días festivos, pero nunca nos encontramos más a
gusto y con tanta energía.
Salvó a la Universidad Popular de
Alcorcón de la parálisis, la burocracia y ausencia de creatividad en la que
había ido derivando, recupero a sus profesionales de la animación sociocultural
para la dinamización de los barrios.
Un desastre con los papeles y la
gestión, otros servicios seguramente no fueron suficientemente atendidos por
él, como bibliotecas o el equipo administrativo. Pero permitía una confianza en
el trato y una capacidad de encajar críticas del personal a su cargo
insuperable, con broncas desde abajo hacía él incluidas.
Recupero el carnaval en su
tradición y esencia, transformó las fiestas patronales recuperando los conciertos
y la música para cada público y sector de edad. Promovió una coordinación con
la policía local, los servicios generales municipales y cultura ahuyentando conflictos
y reyertas sin usar la fuerza.
Nos podía tomar el pelo, con
adjetivos y “insultos coloquiales”, se lo permitías pues se lo podíamos
devolver de igual forma. Yo solo estuve 1 años con él, de los 8, me marché a
intentar desarrollar mi carrera profesional, pero en ese año, visitamos
institutos de secundaria y asociaciones,
para retomar la democracia cultural y abandonar el despotismo cultural ilustrado.
Discrepó con discreción con el
Alcalde y amigo personal, sobre los proyectos con construcciones descomunales. Se le podrán
encontrar cientos de defectos y errores en el desempeño de sus cargos, pero
nadie se quedaría indiferente.
Si nos dieran a elegir un jefe, a
pesar de su anarquía y ausencia de orden, no lo dudaría. Ah me olvidaba, cuando llegó a Alcorcón todo el
equipo ya estaba, algunos desde 1993 y
otros desde el 96, el llegó en el 2003, el tampoco eligió, ni enchufó a estos
empleados municipales, aprobaron solo y por sus méritos una oposición.
Si supiera escribir como mi amiga
Nuria (http://relatosdesalamandra.blogspot.com.es),
podría haber hecho este comentario más ameno y con estilo, pero no sé.
Ahora llevamos más de tres años de tinieblas y apagón en la
política cultural en Alcorcón, han destrozado el equipo de profesionales y han
inundado de símbolos preconstitucionales las calles.
Javier puede que sea casta y producto
de una época, es un profesional de la política, pero también del entusiasmo, de
las ideas, de la cultura, de los municipios y la democracia local. Gracias
Javier.