CONFINAMIENTO 2
En mi caso, mis hijos, los
de mis amigos y amigas, mis sobrinos me están dando una lección de madurez y
responsabilidad que asusta un poco. No sé cuánto durará, pero hasta ahora han
asumido este confinamiento y lo que ello supone con una naturalidad,
racionalidad y compromiso que nadie esperaba.
Es cierto que muchos, no
todos, tienen acceso a muchas alternativas de evasión y comunicación, los
móviles y ordenadores y su posibilidad para seguir interactuando con sus
amigos, entreteniéndose con sus Youtubers (importantes generadores de opinión),
su música y sus videojuegos, junto con algún libro.
Cuando digo que asusta un
poco, es porque yo espero algo de rebeldía y contestación a una situación tan
desconocida. Esta generación de los milenians y las redes, no son, de forma
general, unos indocumentados, caprichosos e individualistas.
Defiendo hace años que
nuestras críticas a las nuevas generaciones son casi siempre las mismas,
coloreamos nuestra juventud con el cualquier tiempo pasado fue mejor, para
olvidar que cumplimos años y no reconocer nuestras frustraciones.
Cuando
el confinamiento termine preparaos, es posible que nuestros hijos no se queden
parados, ellos han cumplido, pero ahora exigirán respuestas y soluciones en la
escuela, en la precariedad laboral, en la sostenibilidad del planeta, en la
sanidad pública, en la justicia social. Y no les valdrán milongas.
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